Consecuencias del divorcio traumático en los niños/as

Influencia de la relación parental en el desarrollo socio emocional de los hijos/as

Por todos/as es sabido que la relación parental influye en las emociones y conductas de los/las menores. Los estudios indican que los niños/as cuyos padres/madres establecen una comunicación asertiva fundamentada en el bienestar de sus hijos/as, obtienen un mejor ajuste a largo plazo, adaptándose funcionalmente a la separación de los mismos. Sin embargo, los conflictos interparentales derivados del divorcio, conllevan situaciones traumáticas que confluyen en problemas emocionales de mayor o menor intensidad.

Cómo afecta el divorcio a los niños psicológicamente

No cabe duda de que el divorcio (o separación) es una forma de proteger a los hijos/as de una fuente de conflicto que genera sufrimiento y que, a la larga, los niños/as pueden sentirse aliviados/as al tomar consciencia de la mejora de la cotidianidad (exenta de estrés). Sin embargo, si el divorcio y la postseparación se convierten en traumáticas, esa protección desaparece, dejando al/a la menor en una situación de desamparo emocional que, con el tiempo, pasa factura (se excluyen de este artículo los casos específicos donde el/la menor corra peligro).

Los hijos/as de padres/madres divorciados que no se encuentran expuestos a la conflictividad presentan mejores niveles de ajuste a largo plazo que los niños/as cuyos progenitores permanecen juntos en una convivencia con un alto grado de conflicto .

El conflicto parental y los riesgos para los menores

Los menores víctimas del conflicto parental tienen más riesgo de padecer:

1.-Problemas emocionales: la tristeza intensa puede aparecer como consecuencia de los conflictos interparentales. Su manifestación suele ser diferente a los signos y síntomas mostrados por los adultos, pudiendo cristalizarse en: dificultades académicas debido a problemas de concentración, conductas disruptivas consecuencia del desajuste emocional, apatía o desapego a actividades que anteriormente resultaban reforzantes, etc. Es frecuente, que se genere un cierto grado de ansiedad, que se traduce en problemas estomacales, dificultades a la hora de dormir y llantos habituales.

2.-Problemas de conducta: dirigidos a llamar la atención de los padres/madres y/o debidos a una mala gestión del huracán emocional por el que atraviesan. Las pataletas, negativas y conductas desafiantes pueden convertirse en situaciones diarias difíciles de manejar por los progenitores. Por otro lado, estas conductas pueden ser consecuencia del modelado, esto es, de la reproducción de conductas observadas a alguno o a ambos de los padres/madres (p.ej. gritar, insultar y pegar portazos cuando se enfadan).

3.- Problemas de confianza: para el niño/a, el mundo es más seguro gracias a que puede recurrir a una fuente de protección como son sus padres/madres; si escucha palabras degradantes hacia uno o ambos progenitores, cuestionará la conducta de este/os generándole una inseguridad que se traducirá en un alto nivel de estrés.

4.- Problemas físicos: la exposición a situaciones estresantes conlleva la disminución de las defensas del cuerpo, haciendo que el/la menor sea más proclive a padecer dolores, infecciones bacterianas, gripes, catarros…

5.- Problemas relacionales: los padres/madres constituyen la fuente principal de aprendizaje del/de la menor e influencian considerablemente la personalidad del mismo. Si el niño/a presencia escenas desagradables, esos recuerdos quedarán grabados consciente o inconscientemente, haciéndole desconfiado ante futuras relaciones en las que no se sentirá del todo seguro/a. Si los progenitores se separan manteniendo una relación cordial, el/la menor conceptualizará el divorcio desde un punto de vista más racional, concluyendo que las personas pueden seguir confiando y dialogando a pesar de sus diferencias. Se le enseñará, indirectamente, a enfrentar y resolver los problemas eficazmente, fomentando la empatía.

Riesgos a largo plazo

El conflicto sostenido puede derivar en la aparición de psicopatologías como son: trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad o trastorno de estrés postraumático cuando el menor esta expuesto y  presencia o es conocedor/a de algún evento excesivamente violento, etc.

“El hijo no se divorcia: la separación no es fácil, pero si usted antepone a sus hijos y la cortesía del uno al otro, ¿no sería un mal ejemplo hacer lo contrario?”

Dawn French.

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Artículo documentado por:

Concepción Cendón Dacosta

Concepción Cendón Dacosta

Concepción Cendón es Directora y fundadora de los centros “Codex Psicología y Codex Formación” con una trayectoria de 20 años de experiencia. Es Licenciada en Psicología, especialista en Psicología Clínica y de la Salud y con formación en Psicología Jurídica (Nº 3026 del Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia). Es miembro del Listado Oficial de Peritos psicólogos para la administración de justicia en los ámbitos del derecho civil y penal y también del Equipo de Intervención Psicológica en los casos de Adopción Internacional, del Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia. Su pasión y vocación por la psicología le ha llevado a especializarse en diferentes ámbitos como, intervención en crisis, duelo patológico, altas capacidades intelectuales o neuropsicología, y a estar formándose y actualizándose constantemente en diversas teorías y técnicas psicológicas como terapia cognitivo-conductual, terapias de tercera generación y terapia con realidad virtual.

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