Las estrategias de aprendizaje son todas aquellas habilidades que empleamos para comprender, retener, resumir, condensar, explicar y utilizar aquellos conocimientos necesarios para el éxito académico.
Las técnicas de aprendizaje han ido evolucionando: hasta hace poco tiempo, la enseñanza se apoyaba en la memorización y repetición mientras que en los últimos años las escuelas/institutos prefieren instruir a través de un aprendizaje práctico-vivencial.
Existen multitud de técnicas; cada alumno/a emplea las que cree que derivan en una mayor eficacia académica, esto es, las que piensa que le resultan más eficientes. Estas pueden no coincidir con las utilizadas por el resto de sus compañeros/as de clase y, sin embargo, alcanzar el mismo nivel de rendimiento que ellos (las mismas notas).
Esto es debido a que una técnica concreta puede serle de utilidad a un niño/a o adolescente y no servir para otro/a, por ejemplo: es necesario trabajar la comprensión lectora con mayor ahínco en niños/as o adolescentes con dificultades para realizar inferencias de significado, pero no es de utilidad si no se encuentran dificultades en el razonamiento inferencial. De esto se deduce la importancia de aislar la problemática principal del menor a la hora de estudiar, para centrarse posteriormente en enseñar estrategias que compensen las dificultades encontradas.
No es necesario que exista un trastorno o una discapacidad para que surjan problemas en el estudio. Todas las personas poseemos dificultades a la hora de estudiar, siendo una de las metas de los programas de aprendizaje que el propio alumno/a las detecte, y sepa qué hacer para mejorar sus resultados. Es muy común encontrar a niños/as y adolescentes que utilizan técnicas de estudio que han aprendido de sus compañeros/as de clase, sus profesores/as u otros adultos, pero estas, a ellos/as, no les funcionan porque tienen distintas formas de procesar la información, elaborarla, memorizarla, recuperarla y aplicarla.
El problema encontrado es que en los centros educativos se enseña siguiendo un método que no llega a todos los alumnos/as. Es comprensible si se tiene en cuenta el gran número de menores que posee cada aula, lo que resulta en la imposibilidad de centrarse individualmente en un alumno/a en particular y proveerle de las capacidades de aprendizaje que necesita. Además, cuando la jornada laboral del profesor termina, es el niño/a o adolescente el que tiene que estudiar “como sepa” en su tiempo libre (en las academias sucede algo parecido).
El fracaso académico ha de abordarse con delicadeza y seriedad, debido a que suele conllevar una pérdida de motivación hacia el estudio por parte del menor.
En Codex Psicología trabajamos motivados por la necesidad de aportar estrategias útiles y eficaces que no sólo mejoren las calificaciones académicas, sino también la implicación hacia el estudio y la autoestima de los estudiantes.
Para ello, utilizamos el conocimiento, las técnicas y la experiencia proporcionada por la psicología del aprendizaje, ciencia que nos dota de herramientas y pautas de actuación que mejoran la vivencia, calidad y eficacia del estudio. Contamos con profesionales especializados en el ámbito educativo, con más de quince años de experiencia.
Buscamos la causa y aportamos soluciones sin perder de vista la importancia de respetar las necesidades individuales.
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