Cada uno de nosotros ha abandonado un proyecto en algún momento, ya sea simple como un plan de ejercicios semanales, o más complicado como acabar una carrera.
Pero, ¿por qué sucede esto? Resulta que hay muchas razones, pero, afortunadamente para nosotros, significa que también hay muchas soluciones.
Hay dos tipos de razones por los que solemos abandonar nuestros objetivos:
- Los primeros problemas en aparecer son, por ejemplo: no desear realmente hacerlo, que te parezca aburrido o aversivo.
- Luego están los problemas para continuarlo en el tiempo, es decir, de seguimiento: No puedes dedicarle tanto tiempo como te gustaría, no eres capaz de organizarte, o te sientes abrumado.
Comencemos con soluciones a los primeros problemas en aparecer:
- Profundiza para encontrar el «por qué»
Intenta encontrar una respuesta convincente a la pregunta: «¿Por qué estoy haciendo esto?»¿Por qué estás pasando por el malestar de dejar el café? Porque quieres salir del ciclo de cansancio de no dormir. ¿Por qué te esfuerzas en pasar por todo este papeleo? Porque obtener un préstamo te permitiría abrir tu propia empresa.
- Piensa en cómo te puede afectar la responsabilidad
Un consejo clásico para motivarse ante un proyecto es contárselo a alguien, para que esto nos haga sentir cierta responsabilidad por acabarlo. Hacerse responsable hace maravillas para algunas personas, pero no para todo el mundo. De hecho, para muchos, es contraproducente.
Para muchos de nosotros, sentirse responsable es como encontrarse acorralado, controlado o privado.
Si te identificas con lo que te acabamos de contar, te recomendamos trabajar en tus planes de manera privada hasta que cumpla con tus estándares y luego revelarlo al mundo.
- Recuerda que hay etapas
Un nuevo proyecto puede ser como una historia de amor. Al principio, estamos enamorados, y nos emocionamos al pensar, planear e imaginar nuestro proyecto, pero luego algo cambia. Al igual que cada relación tiene una primera pelea, cada proyecto tiene esa primera tarea más costosa, que puede hacer que lo demos todo por perdido.
Ese es el punto en el que abandonamos las cosas, cuando deja de ser materia de fantasía y comienza a ser parte de la realidad. Debemos ser conscientes desde el primer momento que vamos a encontrarnos con diferentes etapas y que debemos gestionarlas correctamente para que nuestros planes no se derrumben.
Lo que nos lleva a la ejecución. Por lo tanto, abordaremos los problemas del seguimiento:
- Desglosa tu plan en detalles
Comenzar un proyecto grande y vago, como «aprender fotografía», «cocinar más en casa» o «aprender italiano», rápidamente se vuelve abrumador. Es difícil saber por dónde empezar, cuál es el siguiente paso o cuándo has logrado tu objetivo. Por lo tanto, tómate tu tiempo para especificar, especificar y especificar. Ajustar un propósito a sus características más esenciales lo hace más rápido y fácil de conseguir.
Por ejemplo, en lugar de «comer sano», simplifica y especifica hasta que llegues a «no más bollería industrial esta semana». En lugar de decir que vas a empezar la operación biquini, simplifica y especifica hasta que tu nuevo proyecto sea «correr varios kilómetros sin parar».