El bienestar es un concepto clave para comprender lo que nos hace sentir satisfechos
y felices. Sin embargo, no toda felicidad es igual. Existen dos formas principales de
bienestar que nos ayudan a entender cómo nos sentimos: el bienestar hedónico y
el bienestar eudaimónico. Ambos son importantes, y conocer la diferencia entre ellos
puede ser útil para mejorar nuestra calidad de vida.
¿Qué es el bienestar hedónico?
El bienestar hedónico está relacionado con el placer y el disfrute. En pocas palabras, se refiere a la búsqueda de experiencias positivas y la reducción de las negativas.
Este tipo de bienestar se basa en las emociones que sentimos día a día, como la alegría, el placer o la tranquilidad. Para muchas personas, sentirse bien implica experimentar una mayor cantidad de emociones positivas y evitar el sufrimiento o el malestar tanto como sea posible.
Por ejemplo, después de una semana intensa de trabajo, una cena con amigos puede ser un momento de relajación y disfrute inmediato, lo que claramente es un ejemplo de bienestar hedónico. Este tipo de bienestar se centra en esos momentos agradables que nos brindan satisfacción en el presente.
Otro aspecto clave del bienestar hedónico es la satisfacción con la vida. Esto no solo implica emociones momentáneas, sino también una evaluación general que hacemos sobre nuestra vida. Es un juicio personal sobre si, a pesar de las dificultades, nuestra vida merece la pena y nos hace felices. Cuando combinamos emociones positivas frecuentes y una valoración positiva de nuestra vida, alcanzamos lo que se denomina bienestar subjetivo.
¿Qué es el bienestar eudaimónico?
Por otro lado, el bienestar eudaimónico va más allá de los placeres inmediatos. Este enfoque tiene que ver con llevar una vida con sentido y propósito. Aquí, el bienestar surge no solo de sentirnos bien, sino de desarrollar nuestras capacidades y vivir de acuerdo con nuestros valores. Los filósofos griegos, como Aristóteles, creían que la verdadera felicidad se encuentra cuando logramos alcanzar nuestro máximo potencial y desarrollamos nuestras virtudes.
Este tipo de bienestar está vinculado con aspectos más profundos de la vida, como el crecimiento personal, la autoaceptación y el sentido de pertenencia. Imagina, por ejemplo, que has trabajado arduamente durante meses para completar un proyecto personal o aprender una nueva habilidad. A lo largo del proceso, aunque pueda ser desafiante, experimentas una gran satisfacción al lograr tu objetivo. Esta es una manifestación del bienestar eudaimónico: la felicidad que proviene del esfuerzo y el crecimiento personal, que lleva a una sensación de autorrealización más duradera.
¿Cómo encontrar el equilibrio?
Tanto el bienestar hedónico como el eudaimónico son fundamentales para vivir una
vida equilibrada y plena. Si solo nos enfocamos en el placer inmediato, como en el
ejemplo de la cena con amigos, podríamos perder de vista metas más importantes que
nos ofrecen satisfacción a largo plazo, como el logro de metas personales. Por otro
lado, si únicamente buscamos autorrealización sin disfrutar del presente, podríamos
sentirnos agotados o insatisfechos.
La clave está en encontrar un equilibrio entre ambos tipos de bienestar. Disfrutar de
los momentos agradables del día a día, pero sin perder de vista nuestras metas y
valores. Sentir que nuestra vida tiene sentido y que estamos en el camino correcto
hacia el desarrollo personal, mientras también experimentamos la alegría de las
pequeñas cosas, es fundamental para un bienestar completo.
Consejos prácticos para cultivar el bienestar hedónico y eudaimónico
A continuación, te ofrecemos algunos consejos prácticos para que puedas integrar
ambos tipos de bienestar en tu vida diaria:
Disfruta de los pequeños momentos: dedica tiempo cada día a valorar los
momentos sencillos, como un paseo al aire libre, una conversación agradable o
disfrutar de tu comida favorita. Estas experiencias diarias son esenciales para
incrementar tu bienestar emocional.
Establece metas significativas: piensa en lo que realmente te importa y
trabaja en metas que te ayuden a crecer y que te den sentido. No tienen que
ser grandes objetivos, pero sí deberían conectarte con tus valores y motivarte a
seguir adelante, como aprender algo nuevo o mejorar en una habilidad
personal.
Mantén un equilibrio entre trabajo y descanso: es importante tener
momentos de relajación y disfrute, pero también sentir que estamos avanzando
hacia nuestras metas personales y profesionales. Encuentra un ritmo que te
permita dedicar tiempo a ambas cosas sin sentirte abrumado.
Crea conexiones positivas: las relaciones son una parte crucial tanto del
bienestar hedónico como eudaimónico. Asegúrate de rodearte de personas que
te apoyen y te hagan sentir bien. Disfruta de esos momentos de cercanía, pero
también cultiva relaciones que te desafíen a crecer y te ayuden a desarrollarte.
Agradece lo que tienes: un hábito muy poderoso para incrementar el
bienestar es practicar la gratitud. Cada día, dedica unos minutos a pensar en lo
que tienes y te hace sentir afortunado, desde las personas en tu vida hasta los
pequeños placeres del día. Esto refuerza tanto el disfrute inmediato como el
sentido de propósito.
Dedica tiempo a ti mismo: encuentra actividades que te ayuden a reconectar
contigo, como leer, practicar un deporte, o simplemente tener un momento de tranquilidad. Esto no solo aumenta tu bienestar emocional, sino que te permite reflexionar sobre tus metas y avanzar en tu desarrollo personal.
¿Cómo podemos ayudarte?
En Códex Psicología, estamos aquí para ayudarte a encontrar ese equilibrio entre el
bienestar hedónico y el eudaimónico. A veces, la vida nos presenta retos que nos
desvían de este equilibrio, y podemos sentirnos perdidos o desconectados. Nuestro
equipo de profesionales está disponible para guiarte en este proceso, brindándote
herramientas personalizadas para disfrutar más del presente y alcanzar una vida llena
de significado y propósito.