Como cada año, a principios de enero, son innumerables los relatos relacionados con los propósitos de año nuevo. Estos suelen centrarse en una mejora de la alimentación, la realización de ejercicio físico, el aprendizaje de un nuevo idioma, el cuidado y mantenimiento de las relaciones sociales importantes, el abandono o reducción del consumo de alcohol y tabaco, y así un largo etc.
Muchas personas ven en el inicio del nuevo año el momento ideal para comenzar el camino hacia sus metas o retos, porque lo relacionan con la potente simbología que conforma la sensación de empezar de cero. Esta también puede tener lugar en otros momentos señalados a lo largo del año, como pueden ser los cumpleaños, el comienzo de nuevas etapas, o la vuelta tras las vacaciones. Sin embargo, tristemente, gran parte de estas historias que comienzan con mucha ilusión no se mantienen con el paso del tiempo.
Factores que contribuyen al fracaso a la hora de cumplir los objetivos
A pesar de la gran motivación inicial, existen una serie de factores que contribuyen directa e indirectamente al fracaso a la hora de cumplir esos objetivos:
-Bajo nivel de compromiso
-Expectativas poco realistas
-Deficiente planificación y/o persistencia
-Excesivo perfeccionismo ante los contratiempos
-Falta de apoyo social
-Escaso nivel de autoconfianza
Por lo tanto, es imprescindible considerar estos factores y activar los mecanismos necesarios para hacerles frente. Si se ha realizado una lista sencilla y clara de lo que se quiere conseguir, con metas realistas y alcanzables, lo primero que hace falta es analizar la importancia e impacto que producirá ese cambio. Si no es lo suficientemente valioso como para que se añadan o eliminen determinadas cosas en el día a día, está abocado al fracaso desde el principio.
Si se tiene claro que esa meta u objetivo es lo suficientemente valioso, lo siguiente que ha de hacerse es establecer un plan de acción concreto. Este debe adaptarse a las circunstancias personales de cada uno y ser lo más objetivo y realista posible. De entrada, hasta que la nueva rutina se instaure en la vida cotidiana, lo más prioritario es que sea muy accesible para minimizar al máximo las excusas.
Por último, pero no menos importante, debe practicarse tanto como sea posible hasta llegar a consolidarlo como un hábito y que forme parte de la rutina diaria.
Recomendaciones para implementar nuevos hábitos y rutinas de forma sostenida
- – Plantear objetivos reales, medibles y bien definidos. Puede resultar beneficioso escribirlos y situarlos en un lugar visible y accesible para tenerlos presentes en el día a día.
- -Dividir las metas en pequeñas submetas.
- -Crear una tabla con gratificaciones por haber logrado cada pequeño objetivo. Por ejemplo, yendo a cenar a un restaurante que te guste, o a algún concierto de tu agrado…
- -Establecer un marco temporal objetivo y realista, así como las capacidades y recursos disponibles y necesarios para alcanzar las metas deseadas.
- -Comprender que el camino del cambio no será lineal y que existirán altibajos. Esto es esencial para aceptar los errores que se cometerán inevitablemente y persistir a pesar de ello, poniendo en valor lo que ya se ha conseguido.
- -Analizar detenidamente cuál es el significado que tienen las metas a nivel personal y la conexión existente con los propios valores.
- -Marcar los nuevos retos en función de uno mismo, en lugar de dejar parte de la responsabilidad en otras personas o circunstancias externas.
- -Buscar redes de apoyo para facilitar el camino hacia la consecución de esos nuevos retos.
- -Compartir los propósitos puede favorecer el cumplimiento del compromiso necesario para alcanzar los mismos.
- -Reflexionar sobre los motivos que condujeron al fracaso en ocasiones anteriores para evitar volver a cometer esos mismos errores.
- Aunque el inicio de un nuevo año puede ser un momento propicio para comenzar a implementar nuevas metas o rutinas, hay que considerar que para que se conviertan en hábitos y se realicen de un modo casi automático, requieren previamente de un periodo de entrenamiento, y así con el tiempo y la práctica, cada vez supondrán menos esfuerzo.
- El hecho de enfrentarse a un contratiempo a nivel de salud también puede conducir a priorizar un estilo de vida más saludable y perdurable en el tiempo.
- De este modo, no resulta necesario esperar a un evento extraordinario concreto para iniciar un cambio. No existen motivos de peso para posponer lo que es sabido que ha de cambiar. En ocasiones, actuar con inmediatez ante estos momentos de motivación puede marcar la diferencia entre una idea fugaz y un hábito duradero.