El rendimiento escolar se refiere al nivel cuantitativo de conocimiento que un alumno adquiere, medido en una calificación numérica en una prueba de evaluación. Cuando un niño o adolescente obtiene calificaciones pobres en comparación con su grupo de edad, se puede considerar un problema de bajo rendimiento escolar.El bajo rendimiento escolar es un fenómeno complejo en el que influyen diversas variables.
Variables del contexto educativo
Algunas de ellas parten del propio Sistema educativo como, por ejemplo:
Métodos que no conectan con los estudiantes actuales, todos ellos procedentes de la era digital.
Sistemas que priman la repetición de conceptos y no la creatividad.
Una ratio de alumnos elevada, falta de infraestructuras adecuadas o recursos educativos…
Falta de respuestas individuales adaptadas a las necesidades y ritmos de cada alumno.
Poca implicación y actualización en los métodos de los docentes.
Variables personales
Otras variables dependen de factores personales o del propio alumno como:
Inestabilidad del sistema: los cambios de leyes educativas provocan modificaciones en los planes de estudio, en las materias a impartir en cada curso, especialidades que deben asumir los profesores…
Problemas de aprendizaje: es un campo amplísimo que puede ir desde las dificultades motoras a la dislexia, pasando por la discalculia, el TEA o TDAH.
Falta de madurez: atención o concentración, memoria o asimilación de conceptos…
Problemas emocionales: fobias, miedos acusados, temores, estrés, baja autoestima.
Acoso escolar: puede ser físico, verbal, relacional, a través de las redes sociales…
Poca motivación o interés por lo que le enseñan.
Adicciones: pueden aparecen en la etapa de Secundaria y no solo respecto al alcohol y drogas, sino también a las nuevas tecnologías.
Metodología y hábitos de estudio inadecuados como la falta de hábito, organización, planificación, métodos de estudio y estrategias de aprendizaje.
Los hábitos de estudio como clave para el éxito académico
Los hábitos de estudio, que son las actividades y conductas que el alumno lleva a cabo diariamente para estudiar. Los hábitos de estudio son uno de los predictores más importantes del éxito académico, son fundamentales para el rendimiento académico y se pueden abordar haciendo estas preguntas clave:
¿Estudia tu hijo en un lugar ordenado?
¿Tiene una planificación?
¿Tiene establecido un horario de estudio?
¿Descansa de vez en cuando?
¿Establece metas de aprendizaje?
¿Repasa el material con regularidad?
¿Adapta la metodología de estudio al tipo de prueba: test o preguntas de desarrollo?
¿Pide ayuda a vosotros, a los profesores o compañeros, cuando es necesario?
¿Emplea técnicas de estudio como: reglas mnemotécnicas, mapas conceptuales, subrayado, resúmenes, esquemas, lectura comprensiva…?
¿Qué hacer si tu hijo tiene un bajo rendimiento escolar?
En el caso de los niños afectados por un bajo rendimiento escolar, los padres representan un rol fundamental de apoyo para el niño brindándole la oportunidad de ser atendido por un especialista que pueda realizar una exhaustiva evaluación, explorando parámetros cognitivos y emocionales del niño y una vez realizado el análisis psicológico, trazar un plan de actuación que tenga en cuenta al niño-padres-escuela-soporte psicopedagógico. La intervención debe plantearse como multidisciplinar, donde cada parte es importante para el éxito final.
En cualquiera de las variables relacionadas con el propio alumno, es fundamental identificar qué tipo de dificultad presenta y cuál es el origen de la misma a través de pruebas específicas.
La intervención en estos casos será individualizada, dependiendo de los procesos de aprendizaje que se encuentren afectado y en los casos en los que el bajo rendimiento escolar es debido a problemas de conducta o a causas emocionales, la intervención debe centrarse en un primer momento en estas problemáticas
«Aprender a aprender es el camino hacia el éxito académico».