Algunas parejas parecen estar atrapadas en un ciclo constante de conflictos y reconciliaciones apasionadas. Discuten, gritan, se enfadan, pero después de cada enfrentamiento, llega una reconciliación cargada de emociones intensas. Es como si los conflictos fueran el motor que alimenta la relación. Sin embargo, detrás de este patrón de pelea y reconciliación, se esconden dinámicas complejas que, aunque pueden parecer emocionantes, son insostenibles y dañinas a largo plazo.
Contenidos de este artículo:
El Ciclo del Conflicto: ¿Por qué se vuelve adictivo?
Este tipo de dinámica, donde las discusiones intensas dan paso a reconciliaciones igualmente intensas, puede ser más común de lo que parece. En muchos casos, tiene raíces profundas en patrones aprendidos durante la infancia. Según estudios psicológicos, si una persona crece en un entorno familiar caracterizado por tensiones constantes o discusiones frecuentes, su cerebro puede asociar el amor con el drama y la emoción extrema. De este modo, en la adultez, las relaciones tranquilas y estables pueden percibirse como aburridas o incluso amenazantes, porque no encajan con el modelo de apego que se ha interiorizado como «normal» (Siegel, 2012).
Además de las experiencias tempranas, la sociedad también juega un papel en este patrón. Vivimos en una cultura que, muchas veces, idealiza los primeros momentos de una relación, cuando la dopamina está en su punto máximo, creando sensaciones de euforia y emoción. Esta fase de «romance» inicial, donde todo parece perfecto, puede hacer que algunas personas busquen inconscientemente el conflicto en sus relaciones para activar ese «sistema de recompensa» en el cerebro, similar a una adicción. De acuerdo con Fisher et al. (2006), este impulso de «subidón emocional» puede convertirse en un ciclo recurrente en el que los desacuerdos sirven como una forma de activar esa sensación de excitación.
Este patrón de conflicto y reconciliación puede, en un principio, dar la sensación de cercanía emocional, ya que la reconciliación tras una pelea puede generar un momento de conexión profunda. Sin embargo, a largo plazo, este ciclo constante de tensiones y resolución de conflictos suele socavar la estabilidad de la relación, aumentándola ansiedad, el estrés y creando un desgaste emocional en ambas partes (Gottman, 1994). Lejos de fortalecer el vínculo, este patrón tiende a minar la confianza y la intimidad, fundamentales para una relación sana.
La Adicción al Conflicto.
En muchos casos, la «adicción al conflicto» se genera cuando los involucrados se sienten emocionalmente estimulados por la intensidad de la discusión y la posterior reconciliación. La liberación de adrenalina durante una pelea y la liberación de dopamina en los momentos de reconciliación crean un ciclo reforzado por el cerebro. Este patrón puede volverse cada vez más difícil de romper, ya que las personas pueden llegar a asociar el conflicto con un sentimiento de vitalidad y conexión que no saben cómo generar de otras maneras.
¿Cómo Romper el Ciclo?
Si bien el ciclo de conflicto puede sentirse cómodo en su familiaridad, es posible liberarse de él y construir una relación más saludable. Aquí te dejamos algunos pasos clave para empezar a romper este patrón destructivo:
- Explora tu historia personal: Reflexiona sobre cómo tus experiencias pasadas, especialmente en la infancia, han moldeado tus creencias sobre el amor y las relaciones. A menudo, los patrones de apego que aprendemos en nuestra familia de origen tienen un impacto significativo en nuestras relaciones adultas. Reconocer estos patrones es el primer paso para cambiarlos.
- Reeduca tus expectativas: Es importante aprender a valorar la estabilidad en una relación. Lejos de ser aburrida, la estabilidad proporciona el entorno necesario para que florezcan la confianza y el vínculo emocional profundo. Aceptar que las relaciones pueden ser saludables y felices sin la necesidad de altos y bajos constantes es clave para romper el ciclo.
- Acepta la vulnerabilidad: Las relaciones saludables no se basan en la confrontación constante, sino en la apertura emocional y la vulnerabilidad. Estar dispuesto a enfrentarse a los miedos ocultos, como el temor al abandono o la intimidad, puede ser el primer paso hacia una conexión emocional genuina y estable.
- Busca apoyo profesional: Un terapeuta especializado en relaciones puede ser muy útil para identificar los patrones tóxicos que sabotean la relación y ayudar a transformarlos. La terapia de pareja es una excelente herramienta para crear un espacio seguro en el que se puedan explorar y resolver las dinámicas conflictivas de manera constructiva.
Conclusión
Las relaciones conflictivas, aunque puedan parecer emocionantes y apasionadas al principio, suelen estar marcadas por patrones destructivos que pueden afectar negativamente la salud emocional de ambas partes. Estos ciclos de conflicto y reconciliación crean una falsa ilusión de cercanía, cuando en realidad están minando la estabilidad y el bienestar de la relación. Reconocer la adicción al conflicto y entender sus raíces, tanto personales como culturales, es el primer paso para romper el ciclo y construir una relación más saludable y equilibrada.
Con trabajo personal, apertura a la vulnerabilidad y, en algunos casos, la ayuda de un profesional, es posible transformar una relación conflictiva en una relación sólida y sana, basada en la comunicación, la estabilidad y el respeto mutuo. Si estas en ese punto, o te lo estas planteando, Llámanos, en Codex Psicología ofrecemos terapia de pareja en Vigo y Ourense, y también terapia de pareja online para quienes no viven próximos o prefieren la comodidad de su hogar.