Las fobias están catalogadas en el DSM-5 dentro de la categoría de trastornos de ansiedad. Por ello, podríamos decir que es la ansiedad que se crea ante una situación o un objeto determinado.
En general, las fobias comienzan en la niñez o en la adolescencia y continúan durante la edad adulta, pueden ser de diferente naturaleza y tienen una gran prevalencia.
Psicólogos que te ayudan a superar tus miedos y fobias
El miedo es una emoción normal presente en todas las personas que aparece en aquellos momentos en los que nos sentimos en peligro. Sin embargo, estaríamos ante una fobia, cuando se trata de un miedo irracional que produce una ansiedad muy elevada e interfiere con la calidad de vida del individuo.
Si padeces una fobia, lo usual es que experimentes una gran ansiedad cuando te encuentres ante el objeto o la situación fóbica, a pesar de que eres consciente de que no representa un peligro real para tu vida. Sin embargo, en algunos casos esa angustia puede ser tan grande que termina provocando un ataque de pánico.
Componentes del trastorno fóbico
El trastorno fóbico suele dividirse en tres componentes que se cierran en un círculo:
- La ansiedad anticipatoria que aparece antes de enfrentarse o al imaginar el estímulo fóbico.
- El temor en el momento de la exposición
- Las conductas de evitación que aparecen después de haber sentido el miedo y que consiguen mitigar la ansiedad anticipatoria.
Tipos de fobias
La Agorafobia es el temor o miedo asociado a lugares o situaciones donde puede resultar difícil escapar o en los que puede que no se disponga de ayuda si aparece una angustia intensa.
La Fobia social es el temor o ansiedad a las situaciones de interacción social en las que la persona pueda sentirse analizada por los demás.
La Fobia específica es el miedo o ansiedad circunscrita a objetos o situaciones concretos, a los que denominamos estímulos fóbicos.
Tipos de fobias especificas.
La variedad de fobias es tan extensa que resulta complicado y es prácticamente imposible tener acceso a una clasificación totalmente exhaustiva y detallada sobre las fobias, siempre habrá alguna que se saldrá de los esquemas. Así pues, una clasificación de clases de fobias que incluya las más comunes podría ser la que te presentamos a continuación:
- Miedo a las alturas. Acrofobia.
- Miedo a los espacios cerrados: Claustrofobia.
- Miedo a volar. Aerofobia.
- Miedo a hablar en público: Glosofobia
- Miedo a la oscuridad: Nictofobia
- Miedo a las agujas: Tripanofobia.
- Miedo a los animales: Zoofobia.
- Miedo a Conducir. Amoxofobia.
- Miedo a atragantarse: Fagofobia
- Miedo hacia las arañas: Aracnofobia.
- Miedo a las tormentas: Astrafobia,
- Miedo a la sangre:Hematofobia.
Síntomas de miedos y fobias
- Ideas o pensamientos catastrofistas relacionados con el objeto o la situación fóbica.
- Ansiedad elevada y miedo intenso en presencia de situaciones o estímulos concretos.
- Manifestaciones somáticas como taquicardia, sudoración, hiperventilación, temblores.
- Malestar físico (dolor abdominal, dolor de cabeza…).
- Sensación de malestar, angustia y/o vergüenza o impotencia al ser consciente de que se trata de un temor irracional, pero aún así no puedes controlarlo.
- Evitación del objeto o la situación fóbica. Necesidad de escapar del estímulo fóbico (aquello que produce miedo y te hace sentir mal).
- Dificultad para tener un desempeño normal debido a tu temor.
- Malestar emocional.En niños, es frecuente que tengan berrinches, o conductas como aferrarse, llorar, negarse a alejarse de la madre o del padre o negarse a acercarse a lo que les produce temor.
¿Cómo superar una fobia?
La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos, en función del diagnóstico principal, con otros de carácter más general o contextual, en función de las características personales y circunstancias del paciente.
El inicio de cualquier tratamiento requiere una valoración diagnóstica precisa.
En Codex Psicología sabemos cómo ayudarte a superar la fobia, Apostamos por una psicoterapia breve, para que puedas notar los progresos rápidamente, y aplicamos diferentes técnicas cuya eficacia ha sido comprobada científicamente siendo la terapia de exposición y la terapia cognitiva conductual los tratamientos más eficaces.
Terapia cognitiva conductual: implica exposición en combinación con otras técnicas, para aprender maneras de ver y enfrentar el objeto o la situación que causa miedo de un modo diferente. Aprendes a ver de otro modo tus miedos, las sensaciones en el cuerpo y el impacto que han tenido en tu vida. La terapia cognitiva conductual se centra en desarrollar confianza en ti mismo y en dominar tus pensamientos y sentimientos, en lugar de sentirte abrumado por ellos.
Terapia de exposición de realidad virtual. La tecnología de la Realidad Virtual está teniendo un gran impacto en diferentes ámbitos de la salud, especialmente en los tratamientos psicológicos. Existe una gran evidencia de la utilidad y la eficacia de los procedimientos y terapia de RV como terapia de exposición para el tratamiento de las fobias.
La RV es una tecnología que permite crear ambientes tridimensionales que simulan la realidad, posibilitando al usuario la sensación de estar ahí, de juzgar como algo real la experiencia en esos ambientes generados por ordenador, permitiendo además interactuar con los objetos virtuales que ayudan a la persona a cambiar, al tiempo que la protegen mientras se produce el cambio.
Las experiencias virtuales están diseñadas y adaptadas a las necesidades de la persona, con el objetivo de promocionar, facilitar y potenciar el proceso de cambio, se trata de poder modificar conductas, pensamientos, experiencias y emociones por medio de experiencias virtuales «especiales».
Tratamiento farmacológico: En el tratamiento de las fobias simples o especificas no se aconseja el uso de psicofármacos, salvo en algunos casos al inicio del tratamiento a corto plazo, si existen problemas depresivos.
Generalmente, la psicoterapia que emplea terapia de exposición tiene resultados satisfactorios en el tratamiento de fobias específicas.
Cuándo pedir ayuda
- La fobia interfiere con su rutina diaria (por ejemplo, ha dejado de salir a la calle, de montar en coche, etc.)
- Rendimiento laboral o académico afectado.
- Aislamiento social.
- Relaciones sociales o familiares afectadas.
- Malestar emocional.
Consulta con nuestros profesionales desde tu casa o en nuestros centros
